Las clases de Yoga Restaurativo tienen un enfoque terapéutico y se distingue por su énfasis en la relajación y la recuperación física y mental, ofreciendo a los practicantes sumergirse en un estado regenerativo profundo.
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Yoga Restaurativo es un yoga suave, pasivo y relajado, que hace uso de variedad de soportes que hacen más fáciles y cómodas las posturas, pudiendo así mantenerlas durante un tiempo más prolongado, y acompasadas de la respiración libre y natural. Los músculos se destensan y se despiertan los mecanismos internos de relajación.
El yoga restaurativo tiene sus raíces en las enseñanzas del maestro B.K.S. Iyengar, quien, a mediados del siglo XX, desarrolló un enfoque específico en el uso de apoyos para permitir a los practicantes permanecer en las posturas durante más tiempo y con mayor comodidad. Este método sentó las bases para lo que más tarde evolucionaría hacia el yoga restaurativo.
En la década de 1970, la maestra de yoga Judith Hanson Lasater, influenciada por las enseñanzas de Iyengar, comenzó a explorar y desarrollar prácticas específicas centradas en la relajación profunda y la restauración. Su trabajo fue fundamental para dar forma y definir el yoga restaurativo como una disciplina única y valiosa.
A lo largo de los años, otros maestros notables como Donna Farhi y Roger Cole han contribuido al desarrollo y la difusión del yoga restaurativo, cada uno aportando su perspectiva única. Este enfoque ha ganado popularidad principalmente en Occidente, donde la necesidad de contrarrestar el estrés y encontrar un equilibrio en la vida cotidiana ha impulsado su crecimiento y aceptación.
En la actualidad, el estilo restaurativo se ha convertido en una práctica reconocida y apreciada en todo el mundo, ofreciendo a las personas una herramienta efectiva para la relajación profunda, la recuperación física y mental, y la promoción del bienestar holístico.
El yoga restaurativo, una rama delicadamente diseñada de la práctica milenaria, emerge como un faro de bienestar en el tumulto de la vida moderna. Este enfoque terapéutico se distingue por su énfasis en la relajación y la recuperación física y mental, ofreciendo a los practicantes un respiro tranquilo en medio del ajetreo diario.
La esencia del yoga restaurativo radica en la creación de un espacio propicio para la desconexión total del estrés. Las posturas, ejecutadas de manera pasiva, incorporan el uso sabio de apoyos como mantas, bloques y almohadas, buscando la máxima comodidad y facilitando un estado de total relajación. Este enfoque va más allá de las posturas dinámicas y desafiantes; se trata de permitir que el cuerpo y la mente se sumerjan en un estado regenerativo profundo.
En la búsqueda de la activación del sistema nervioso parasimpático, el yoga restaurativo se convierte en un aliado invaluable para contrarrestar los efectos del estrés crónico. La respiración consciente y la atención plena se integran en cada movimiento, tejiendo una conexión íntima entre la mente y el cuerpo. Esta combinación fomenta una relajación a nivel celular y propicia un ambiente interno que favorece la curación y la revitalización.
La duración extendida de las posturas es una característica distintiva de esta práctica. Al permanecer en cada pose durante períodos más largos, se permite que la terapia haga su trabajo a un nivel más profundo. La liberación gradual de tensiones musculares y la restauración integral del cuerpo y la mente se convierten en el objetivo primordial.
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