Vinyasa Krama y Ashtanga: diferencias clave

Vinyasa Krama vs Ashtanga Vinyasa Yoga: similitudes, diferencias y orígenes compartidos

Vinyasa Krama y Ashtanga: diferencias clave

Quienes se acercan al mundo del yoga dinámico suelen encontrarse con dos términos que, aunque suenan similares, representan aproximaciones muy distintas a la práctica: Vinyasa Krama Yoga y Ashtanga Vinyasa Yoga. Es común preguntarse en qué se diferencian y qué tienen en común. Y si bien ambas disciplinas beben de una fuente común, su desarrollo y enfoque divergen en aspectos esenciales.

Un mismo maestro, caminos diferentes

Ambos estilos tienen sus raíces en las enseñanzas del legendario maestro Tirumalai Krishnamacharya, considerado por muchos como el padre del yoga moderno. Fue él quien transmitió a Pattabhi Jois el sistema que más tarde daría lugar al Ashtanga Vinyasa Yoga, así como a Srivatsa Ramaswami el método que hoy conocemos como Vinyasa Krama Yoga.

Mientras que Jois adaptó sus enseñanzas para desarrollar una práctica exigente, estructurada y energética —ideal, en su origen, para jóvenes estudiantes del palacio de Mysore—, Ramaswami optó por una transmisión más pausada y personalizada, basada en más de tres décadas de estudio directo con su maestro.

Dos formas de entender el flujo del yoga

Aunque ambos estilos comparten la idea de vinyasa —el movimiento consciente que conecta postura y respiración—, el modo en que esta se aplica varía notablemente. En el Ashtanga, el término se refiere a una secuencia específica de posturas y transiciones, presentes entre cada asana, y que implican un patrón constante y repetitivo. Esta forma de práctica busca generar calor interno y purificación mediante la repetición rigurosa.

En el caso del Vinyasa Krama, el concepto de vinyasa es mucho más amplio y flexible. Aquí se incluyen no solo los movimientos de transición entre posturas, sino también todas las variaciones que pueden derivarse de una misma asana. El enfoque está orientado hacia la adaptación del yoga a la persona y no al revés, permitiendo que cada práctica sea diferente, en función del estado físico, mental y emocional del practicante.

La estructura de la práctica: rigidez frente a adaptabilidad

Uno de los contrastes más evidentes entre ambos estilos es su estructura. El Ashtanga Vinyasa Yoga está compuesto por tres series principales de posturas que deben seguirse en un orden fijo y progresivo. Cada secuencia representa un reto físico y mental, y el acceso a la siguiente está condicionado por el dominio de la anterior. Aunque esta rigidez ha sido suavizada por algunos de sus actuales representantes, sigue siendo un rasgo distintivo del método.

Por su parte, el Vinyasa Krama se organiza en una serie de secuencias temáticas —como posturas de pie, equilibrios, extensiones, inversiones, entre otras— que no necesitan ser completadas de forma íntegra ni en un orden preestablecido. Esto permite diseñar prácticas personalizadas que se ajustan al tiempo disponible, al nivel del alumno y a sus necesidades particulares, sin perder profundidad ni conexión con la tradición.

Diferencias en la mirada y la interiorización

Un elemento sutil pero revelador es el uso de la mirada. En Ashtanga, cada postura va acompañada de un drishti, o punto focal visual, que ayuda a mantener la atención y a dirigir la energía hacia el interior sin cerrar los ojos. El control del foco visual forma parte integral del método.

En cambio, en el Vinyasa Krama, se alienta al practicante a cerrar los ojos cuando ha alcanzado cierto nivel de experiencia. Esta práctica busca profundizar la conciencia interna y facilitar un estado meditativo incluso dentro del movimiento.

El lugar del pranayama y la meditación

Otra diferencia significativa radica en la integración del pranayama y la meditación. Mientras que el Ashtanga se centra casi exclusivamente en la práctica física durante la sesión, dejando el trabajo respiratorio y meditativo para momentos separados o más avanzados del camino, el Vinyasa Krama incluye pranayama y meditación como partes esenciales de cada práctica, desde sus primeras etapas.

Esta integración refleja la visión de Krishnamacharya de que el yoga no se limita al cuerpo, sino que abarca todos los aspectos del ser humano. Es una vía hacia el equilibrio, no solo físico, sino también energético y mental.

Conclusión: dos caminos válidos hacia un mismo propósito

A pesar de sus diferencias, el Vinyasa Krama y el Ashtanga Vinyasa Yoga comparten un origen común y la intención de guiar al practicante hacia una mayor conexión consigo mismo. No se trata de decidir cuál es mejor, sino de reconocer cuál se adapta mejor a nuestro momento vital, a nuestras capacidades y a nuestros objetivos.

Ambos estilos son herederos de una misma tradición, y honran de distintas formas las enseñanzas de Krishnamacharya. El Ashtanga ofrece un camino definido y disciplinado; el Vinyasa Krama, una vía más libre y adaptable.

La elección depende, como siempre en el yoga, de escuchar con honestidad lo que nuestro cuerpo y mente necesitan.

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